Las aplicaciones móviles se han convertido en una herramienta clave para que las empresas fortalezcan su relación con los clientes y amplíen su alcance en el mercado digital.
Un restaurante puede utilizar su app para gestionar pedidos a domicilio, una empresa de formación para ofrecer cursos mediante suscripción y una marca de moda para mostrar sus últimas colecciones como si fuera un escaparate digital.
Cada una de estas aplicaciones responde a objetivos distintos y, para alcanzarlos, necesita un modelo de negocio definido. Conocer las diferentes opciones permite a las empresas elegir la estrategia adecuada para su proyecto.
Modelos de negocio para aplicaciones móviles
No todas las aplicaciones funcionan igual ni persiguen los mismos objetivos. Por eso existen diversos modelos de negocio que se adaptan a cada tipo de proyecto y permiten aprovechar al máximo su potencial:
App gratuita con publicidad
Este modelo se basa en ofrecer la aplicación sin coste para el usuario, obteniendo beneficios a través de la inserción de anuncios. Es habitual que el retorno económico provenga del número de impresiones o clics en los anuncios (CPI, CPM o CPC). Aunque es una estrategia muy extendida, puede generar rechazo si la publicidad resulta intrusiva. Por ello, el equilibrio entre rentabilidad y experiencia de usuario es clave.
Compras dentro de la aplicación (In-App Purchases)
Consiste en ofrecer la descarga gratuita de la app, pero incluyendo la posibilidad de adquirir funciones adicionales, eliminar publicidad, acceder a contenido exclusivo o comprar bienes virtuales. Es uno de los modelos más populares en aplicaciones de entretenimiento y juegos, ya que permite recuperar la inversión rápidamente y mantener al usuario enganchado con nuevas opciones.
Modelo de suscripción o freemium
En este caso, la aplicación suele ofrecerse en dos versiones: una gratuita con funciones limitadas y otra de pago mediante suscripción. El usuario puede acceder a todos los beneficios mediante un pago recurrente, ya sea mensual, trimestral o anual. Es un modelo cada vez más adoptado en plataformas de streaming, apps de productividad o fitness, ya que asegura ingresos constantes.
Pago por descarga
Este esquema implica que el usuario abone un precio fijo al momento de descargar la aplicación. Aunque fue uno de los modelos más comunes en los inicios del mercado móvil, actualmente se utiliza menos debido a la amplia competencia de apps gratuitas. Su viabilidad depende de ofrecer un valor muy diferencial y un público dispuesto a pagar por él.
Afiliación y comisiones
Se trata de un modelo en el que la aplicación es gratuita y obtiene ingresos promocionando productos o servicios de terceros. La empresa recibe una comisión cada vez que se genera una venta a través de la app. Este sistema es similar al marketing de afiliados en webs, pero aplicado al entorno móvil, y es muy útil para aplicaciones enfocadas en comparativas o recomendaciones.
Marketplace y e-commerce
En este modelo, la app actúa como un canal de venta, permitiendo a los usuarios adquirir productos o servicios directamente desde el móvil. Es lo que se conoce como “mCommerce”. Este esquema es ampliamente utilizado por tiendas online, supermercados, apps de delivery o grandes marketplaces.
Modelos híbridos
Consisten en combinar dos o más estrategias de negocio dentro de una misma aplicación. Por ejemplo, ofrecer la descarga gratuita con publicidad, pero también incluir compras in-app o planes de suscripción.
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